viernes, 12 de marzo de 2021

RAFAEL LECHOWSKI. Un genio que habrá de aparecer en los libros de texto

 Parece que la vida del artista esté siempre unida a la desgracia, al hambre y a la miseria. Vino desde Polonia emigrando con sus padres y se asentó en la ciudad del cierzo, Zaragoza. Su padre murió fatalmente en un accidente de tráfico cuando él reunía diez años en sus aún jóvenes espaldas. Hoy narra con el sosiego de alguien mayor como esos hechos cambiaron su vida. Tras eso, reformatorios, la vida del joven abandonado a una libertad que se le sobrepasa. Su madre limpiaba en casa de otros para traer el pan. Él, sin embargo, lo que devoraba eran libros. Cuenta como vivía exaltado, leyendo compulsivamente, comprando bolsas de libros en el Rastro, escarbando con las uñas de sus ojos los tesoros que otros piratas del segundo escondieron en seculares tintas. ¡Pobre! ¡Buscaba desesperado lo inmortal, lo sempiterno!

No cursó estudios universitarios, probablemente jamás será consagrado en la Academia, y empero, de sumergirse tanto en las profundidades de los clásicos, deja allá dónde pone Verbo un sello de delicada esencia. Ha sabido desengranar de la vida los misterios y los ha expuesto en las más diáfanas salas del lenguaje, dónde todos caben; disculpen, cabemos. 
Portada de su libro "Larga brevedad".


Primero comenzó con el rap guasón y egocéntrico que mueve muchas veces a la juventud, pero tan estrecho camino no era apta su espiritualísima y, por ende, infinita alma. Fue de los primeros en España que unió Jazz y Rap en un disco que es ya algo más que legendario "Donde duele, inspira.". Más tarde reuniría los aforismos que había ido recolectando durante más de 10 años en un libro, "Larga brevedad".

Nada de todo lo anterior se puede comparar con su excelsa obra "Quarcissus: el arte de desamar.". Indefinible, pero acertadísima mezcla de teatro, monólogo, poesía, rap y música clásica, que recoge el camino heroico de un hombre que tras sufrir el terrible desencanto de una traición amorosa, pone en duda la religión y el sistema para después inicar la vía espiritual, la reconciliación con el sí-mismo y el retorno a la infancia, como sencillez original. El final de la obra, consiste en una carta en la que se dirige a su madre para pedirle perdón por haberse ausentado tanto tiempo y en la cual le explica que "tuvo que perderse para poder ganarse".

Portada de su obra "Quarcissus: el arte de desamar".
Del mismo modo, a nadie ha dejado indiferente su nuevo disco, cuyo título contiene reminiscencias del último y mejor Rubén Darío, "El canto de amor a la vida". En él, Rafael directamente recita versos sobre composiciones de música clásica apenas reversionadas, mostrando su valía y gran sensibilidad, a la par de que creencias como que el Rap es una música chabacana, barriobajera y peligrosa para la juventud, es falsa, o al menos no del todo cierta.

Por último, se cuenta que su pasión por la improvisación o freestyle es notable y hace bastantes años llegó a superar la hora de improvisación en uno de sus conciertos. Sin embargo, dice no gustarle las batallas de gallos por carecer del mensaje artístico y no agresivo que él proclama en cada una de sus creaciones.


Portada de su disco "El canto de amor a la vida".






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